Artista Visual

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Desarrollo un proceso de crecimiento profesional en el ámbito de las Artes Visuales Contemporáneas y el Diseño Gráfico. Desde hace unos cuantos años he tenido la oportunidad de formar 10 generaciones de Técnicos Medios en Artes Gráficas, así como la oportunidad de desarrollar variadas investigaciones para la práctica curatorial en el ámbito de las Artes Visuales.

miércoles, 22 de abril de 2020

En medio de una pandemia recuerdo mi pasado junto Allan Poe




Dos cosas me caracterizaron desde niña, lo mucho que leía y lo mucho que dibujaba. Me costó aprender a leer y hoy día me sigo preguntando; ¿por qué me costó tanto aprender a leer? Llegué a la conclusión que fue un rechazo a la presión que me ejercía la profesora, el colegio y mi madre, aclaro que esta última no tenía la culpa, ella cumplía con su deber de madre. Lo cierto es que cuando logré aprender me dio por leer el periódico y les cuento que tenía como 8 años. En las tardes mi abuela me lavaba el cabello, me lo desenredaba comiendo naranja y leyéndole el periódico, ahí fue cuando descubrí que leer me permitía conocer hasta lo que no me imaginaba descubrir. Jugaba con cucarachas, eran mis amigas, las sometía aún baño porque eran mis pacientes, las cuales dominaba a mis deliberantes operaciones como cirujano de cucarachas, todas salían cadáveres. Creo que todo esto era por ser hija única en ese momento y crecer entre adultos. Jugaba a las muñecas y recuerdo las inigualables mujercitas de papel que debía recortar con sus vestidos y zapatos, construí infinidad de películas con estas chicas, la hojita costaba 1bs en aquel entonces y las tenía pelirojas, catiras, morenas y de cabello negro, todas para mí eran ejecutivas y les dibujaba otros vestidos para cambiarles de traje al otro día, tal como veía a mí mamá salir a trabajar al banco, como una ejecutiva. 

Fui creciendo y cuando ya tenía mayor seguridad de caminar sola por las calles del pueblo, mi abuela me lo permitía. Un día de regreso a casa saliendo del colegio, tenía como 10 años, descubrí que existía una biblioteca pública y la tenía a una cuadra de mi casa, como a esa edad ya me dejaban hacer mandados a la bodega, una tarde de esas que mi abuelita me ordenó ir a comprar galletas para la merienda, me fui a la biblioteca. Fue como entrar dentro del sol, todo brillaba, los estantes con millones de libros, así los veía, los libros que tanto deseaba y no los podía tener en casa. Salí corriendo, compré las galletas y me fui a casa sin decirle nada a nadie de que había estado en la biblioteca, ese era mi secreto, de ahí en adelante cada vez que me mandaban a comprar algo en la bodega me iba rapidito a la biblioteca, así por un año, entraba a observar y salía corriendo, hasta que un día una señora alta con un cabello brillante me dijo: “ven niña. ¿qué quieres? Siempre te veo que entras y sales corriendo, ¿qué te gusta? ¿Leer o dibujar?, ¿mira vamos a comenzar un curso de dibujo y lectura, te gustaría participar con los otros niños? (…) ella se presentó y me dijo: ¿me llamo Zaida y tú? Salí corriendo sin pensar que a partir de ese momento comenzaba mi hermosa amistad con esa mujer, los niños y la biblioteca. Convencí a mi mamá y a esa edad emprendí mi proceso de formación con la lectura y el dibujo, ese fue el comienzo de mis grandes pasiones. Fui creciendo dentro de esas estanterías, todas las cotas de los libros de la sala infantil me los conocía, llegué al punto de confianza que me prestaban los cuentos para niños, me los devoraba y así como avanzaba con mis tardes de dibujo y pintura, por cierto, no recuerdo el nombre del profesor de arte, pero si tengo en mi memoria sus gigantescos bigotes. 

En esa época, les estoy haciendo referencia como al año 1988, entre libros y dibujos fui descubriendo la historia, el arte, la mitología y el mundo. Tendría como 12 años cuando me topé con un cuento, pensé… ¿Será que me podré leer este cuento? Me dijeron que era un cuento para adultos y más a mi favor porque me lo dieron en préstamo, hoy con esta Pandemia vino ese recuerdo como si fuera ayer. El relato se llama “La Máscara de la muerte roja” de Edgar Allan Poe. Era un título realmente terrorífico para una niña de 12 años, un título que me atraía y me atreví a leerlo, hoy recuerdo lo duro que fue leerlo en la mente de una niña, a medida que avanzaba el corazón se retorcía. Por causa de ese cuento odie las máscaras mucho tiempo, me generó como una especie de fobia que fui con los años superando y es que si algo me generó pánico era que en las noches me llegara ese huésped con la máscara que siempre me la imaginé en forma de cadáver y toda llena de sangre. Era la representación de la peste roja que da muerte al Príncipe Próspero, recuerdo que ese es el nombre del protagonista. Considero que es valioso que retome la lectura en estos momentos de ese relato, ya no con la mirada de una niña de 12 años, sino con la mirada de una mujer que está en el medio de millones de personas ante una Pandemia Mundial, donde la peste no tiene máscara , es invisible y somos nosotros los que debemos tener el tapabocas, tal vez, es ese tapabocas, la representación simbólica de  la máscara en la muerte roja de Allan Poe.  

No sé ustedes, jamás imaginé verme en mi historia personal, finalizando la primera década del siglo XXI en medio de una pandemia con un nombre tan plástico, cibernético y hasta con código COVID-19, confrontado por la ciencia médica del siglo XXI. Las especulaciones, los debates mundiales de las sociedades de poder, es tal cual como ver los debates del Imperio de STAR WARS y es que en estos momentos mi memoria me traslada a esas películas de ciencia ficción que allá por los ochenta y noventa hacían alusión al año 2020 como el futuro de la humanidad, y aquí estoy, en el año 2020 viviendo el indicio del futuro de mi hijo en una variedad de escenas que te sacuden y te hacen reflexionar “¿Será que así va ser el futuro?”.  Hoy, me doy cuenta que definitivamente no es nada alentador, si como seres humanos no nos proponemos hacer un cambio profundo y significativo como individuos sensibles al otro y al planeta, estaremos entrando en una era de destrucción masiva. Encerrada en mi hogar, en medio de las calles, en medio de otras casas que ya no son vecinos, o transeúntes que día a día suben y bajan sometiéndose a una explosión de contaminación, el cercano, el que escucho en su intimidad familiar, porque ya formo parte de su intimidad, gracias al silencio de esta cuarentena. Eso sí que me ha condenado aún profundo abismo, en especial las noches oscuras, extremadamente negras ante la ausencia de la luz artificial porque ahora vivo de apagón en apagón y solo iluminados por la luna. Esto me ha proporcionado constantes insomnios, de lo cual, dicho sea de paso, jamás sufrí. Cómo me ha costado conciliar el sueño y es que me di cuenta, mi cuerpo, en fin, todo mi metabolismo se había adaptado a una ajetreada vida con espeluznante y sórdido día a día de todo tipo de contaminación. Me depuro, depuro mi cuerpo, tratando de encontrarme con aquella que creció en el silencio, en oscuras noches, inundadas de estrellas que olía a naranja y tierra mojada, se perdió, se fue diluyendo con los cambios que la vida le proporcionó a medida que crecía, así me hice mujer.  

Cada año mi madre como parte tal vez de un patrón social y muy arraigado en mi familia era el hecho de hacerme la foto carnet, esa foto que se entregaba al colegio todos los años comenzando la escolaridad o la foto para la ficha de inscripción de aquellos cursos de dibujo, sino, la foto para el carnet de la biblioteca, lo que fuera necesario. Ese juego de fotos, exactamente iguales y que debía renovar todos los años. Me di a la tarea al menos de guardar la foto que me quedaba y así fui coleccionando una a una sin una razón de ser, ahí siempre guardando la foto carnet en un álbum como rito familiar. Hace un mes, cinco días antes de comenzar la cuarentena, me había dado cuenta que tenía ya cuatro años sin tomarme esa foto carnet, tal vez porque las circunstancias de país ya no eran las mismas para ir a un fotostudio y cubrir el costo de copiado o porque a la final envejezco y no lo veo necesario. Al verme encerrada, reconociéndome, reinventándome y redescubriendo sensaciones olvidadas, me dió por buscar mis álbumes familiares. Al toparme con esas fotos carnet evidencio los cambios en mi vida, recordé capítulo a capítulo los escenarios que viví en torno a cada año que me tomaba la dichosa foto carnet y me di cuenta que debía tener la foto carnet del 2020, el año del futuro que la Ciencia Ficción y Allan Poe me mostró de niña, lejano en el tiempo y en unas circunstancias planetarias que desde hace mucho tiempo acechaba el individuo con la máscara de la muerte.

Llegué al 2020 he visto cómo las sociedades, los poderes económicos y políticos se confrontan entre sus modelos. La raza humana lucha por la supervivencia en un planeta que ella misma ha desbastado por sus intereses, y nos hemos convertido en la especie más agresiva y depredadora del único hogar que tenemos, el planeta Tierra. Nos olvidamos que somos terrestres y de que somos parte de esa tierra en la que nos desvinculamos por sobrevivir. Es el momento de tomarme mi foto carnet y cuando me veo, frente a la cámara evidencio que soy como el Príncipe Próspero en medio de una Pandemia. Me da escalofríos, he llorado, he reído, he respirado y dejado de respirar porque en estos momentos mi vida depende de un tapabocas, a ratos me permite respirar, y en otro tristemente mi aliento es como un último suspiro. Me veo adulta, he tomado conciencia de que soy una adulta y madre, llegué al 2020, el año del futuro. Construyo mi historia en el medio del pasado y el futuro ¿Es que vivir como una familia del futuro, implica acabar con el planeta y la humanidad? Jamás me imagine amigos vivir mi vida en medio de una pandemia, la decadencia de las sociedades y la confrontación de los colosales poderes de doctrinas políticas. Este disparatado capítulo de ciencia ficción que estoy viviendo deseo que en un abrir y cerrar de ojos, despierte abriendo las puertas de mi hogar, sin tapabocas y sin la máscara de la muerte… a esa niña que crecía en medio del silencio y olor a tierra mojada, ahora anhela refugiarse en los brazos de su hijo para seguir viendo el futuro como aquellas películas de ciencia ficción, muy lejanas a su tiempo y espacio. Me tocó vivirlo, confrontarlo y crecer junto a los que amo, y ahí estoy, apostando a un mundo mejor, más humano, más terrestre, más sabio, más esperanzador.   


Carmen Ludene

jueves, 26 de diciembre de 2019



PORTAFOLIO 2020











Les comparto el Portafolio que presento para este nuevo año 2020. Conocerán un compendio de todo mi trabajo y nuevos proyectos como Artista Visual y Performer... Atenta, espero sea de su agrado!!

viernes, 13 de diciembre de 2019

VISO: Aproximación a Una Imaginería Lírica (poesía visual, objetual y collages) en Venezuela por Ender Rodríguez

Si hay un compañero artista que aprecio es Ender Rodríguez

Desde mi llegada a la ciudad de San Cristóbal este amigo siempre ha estado presente en mis andares como artista, investigadora, curadora y performer. Ambos nos hemos dado la oportunidad de experienciar temas y momentos que confluyen con la práctica pedagógica de las artes o la crítica visceral dentro del circuito del arte, a la final, creo que ninguno de los dos lo logramos comprender. En esta oportunidad me invita nuevamente a ser parte de un proyecto interesante porque este personaje además de ser Artista Plástico es un poeta maldito que solo él se entiende, escritor de muchas cosas que yo hasta ahora no me he atrevido a escribir. Un investigador insaciable que año tras año publica infinidad de libros que cada uno me sorprende más que otro. Les comparto el enlace de VISO: Aproximación a Una Imaginería Lírica (poesía visual, objetual y collages) en Venezuela, donde tengo nuevamente la oportunidad de estar en una de las publicaciones de este amigo devorador de imágenes y palabras. 

https://l.facebook.com/l.php?u=https%3A%2F%2Fes.scribd.com%2Fdocument%2F436835390%2FVISO-Aproximacion-a-Una-Imagineria-Lirica-poesia-visual-objetual-y-collages-en-Venezuela-por-Ender-Rodriguez%3Ffbclid%3DIwAR2ly77PA9YM4ngRz5MeSCTvfxQ7U_lvNr4dQ4uaLAhzDTeyvtyukQJmxGw&h=AT1QGSTX6Lozr7WrpoweEAzTpPwSp0XcV1PV5UlBynQ-VJLDlkqsyymlP92d4ozBRgChuJwXjkE44e5-5-07J6aYzlPwd6b9ywn7Srj36T6YbvBVk-d6NHAypnRUM0AaGw 




El Puente que nos une: La Veneco

https://mentekupa.com/el-puente-que-nos-une/

Artículo publicado por el amigo César Vásquez entorno a mi propuesta "La Veneco" en el II Encuentro Internacional de Arte, Pensamiento y Fronteras de Juntos Aparte: KM 4956 Bienal Sur. Cúcuta - Colombia. 2019


La memoria de una poética, aquella otra fragilidad que son todas al mismo tiempo, que toca las fronteras reales, es decir, la migración en este caso desde el compromiso ético; (1) ¿quizás desde lo didáctico, o arquitectónico?. Sin lugar a dudas es un fenómeno migratorio con muchas aristas, en algunos es ético, en otros es una cuestión de no dejarse morir, es sobrevivir. Que nosotros, aquellos sensibles nos hacemos cuerpo-acción para visibilizarlos, es un proceso de sanación que los hace poesía, es un grito liberador entre tanta agonía.


(2) ¿Cómo se reconstruye desde la performance y la fotografía los retratos, los afectos y las pertenencias de quienes habitan ambos lados pero un mismo territorio, qué sentimientos encontraste, qué sucede cuando las personas se acercan para crear, en medio de la acción, algún lazo de empatía contigo o con lo que sucede en la obra?

Desde el devorador esperpento de concierto que se vivió en Febrero Aid Live, me preguntaba por ese o por esa que está ahí respirando, sudando, oliendo, en fin, sobreviviendo en un puente que no tiene inclemencia por esos que necesitan vivir entre tanta miseria. No es el que va y viene a modo ocasional y forma parte de una estadística migratoria, sino ese o esa que padece los embates de una realidad que solo asume el que está ahí en toda la mitad, donde Bogotá y Caracas con sus acciones políticas se van al precipicio. Para mí la performance es cuerpo. Ser artista, ciudadana binacional de frontera en estos momentos, es estar en el zapato del otro. Era necesario estar ahí con ellos, con los veneco y no veneco, con ese que aún respira. Reconstruir el retrato de ellos a través de la performance no es para simplemente visibilizar a través de la fotografía luego de la acción performantica, sino para ser, es vida misma. Es el desocultamiento que mencionaba Heidegger sobre la obra de arte, ese que hace que podamos captar la realidad de otra manera, sensible: “crear un mundo y traerlo a la tierra”. Se experimentó en ese instante de la acción como el otro se reflejaba, unos sentían temor de acercarse, el que se daba la oportunidad y fueron muchos, me abrazaban y se preguntaban ¿Por qué pasan estas cosas?, la mujer y las niñas eran las que se sentían más identificadas y vulneradas, algunas se me acercaban llorando y me manifestaban su apoyo llevándome a sus hogares, también situaciones contrarias como la oferta de que les vendiera mis órganos y cabellos, o el más doloroso de todos cuando un indigente venezolano se me acercó y me dijo: ¿Qué arrecho amiga lo que te paso? Yo llegué aquí con cuatro amigos y yo fui el único que sobreviví, los otros tres los descuartizaron en la trocha del puente… el tipo me agarro la mano fuerte y le hizo sentir a los que estaban alrededor que se apiadaran de mí, ese se hizo uno conmigo, mi cuerpo se entregó a ese instante de sentirlo, yo era parte de esos cuatro y al igual que él era una sobreviviente. ¿Qué más lazo de empatía que ese instante?, así como ese ser, mucho más en cinco horas de acción.         

-Una pregunta que tiene varias dentro de si, ve si puedes ubicándolas, y respondes en el orden que desees.     


Del fenómeno migratorio venezolano se desprenden al menos dos relatos, uno llamado “voces de la diáspora, que a mi juicio parece un género en sí mismo, ya que, se legitima sobre los medios internacionales, grandes premios de literatura, goza de financiamientos especiales, publicaciones académicas, y a través de  ONG´s  se realizan exposiciones en circuitos de arte de E.E.U.U y Europa, es el discurso que más vende porque no hay otro parecido, por ejemplo, no existe el mismo trato para los artistas que trabajan desde el activismo con la inmigración que viaja, de Centro América hacía Estados Unidos. El segundo relato es el que estamos construyendo desde adentro, de los que recién empiezan a mirar desde afuera para preguntarse por el qué y el cómo lo están haciendo en Venezuela. La consecuencia lógica de mirar sobre la realidad actual del arte venezolano, habrá que decirlo, en Venezuela.   

(3) ¿Cómo te relacionas con ese relato? En el que suelo ser un poco incisivo.
Yo en cuanto a los circuitos del arte, difiero un poco de ellos y de sus superficiales teorías, el término diáspora en lo particular siento que debemos revisarlo, hasta qué punto es nuestro contexto. Muchos desarrollan una mirada muy particular desde afuera y establecen juicios de valor comparativos que se zafan de la realidad, cada hecho migratorio según de la sociedad que venga son muy distintos o realidades distintas. Lo que miran a través de redes sociales o las grandes trasnacionales de medios audiovisuales, es muy distinto a estar ahí. El artista debe estar metido en el medio del hecho problema migratorio o desplazamiento, que son dos términos completamente distintos. Existe muchos que dicen ser artistas y activistas, les respeto sus posturas porque muchos terminan en manos de esos circuitos del arte pero más allá de plantearse la máxima de las obras contemporáneas, considero que se debe analizar con responsabilidad cuál es su compromiso social como artista. Es un momento crucial del Arte Contemporáneo Venezolano, es el tiempo de expresar lo que vivimos convertido en un hecho estético, desde un compromiso que permita generar conciencia, de cuál es nuestro aporte, no solo como artistas, sino como ser humano, como un ser social y sin lugar a dudas debe comenzar desde adentro. Es el momento de que nosotros, los artistas visuales venezolanos tomemos conciencia de cuál es nuestra narrativa visual y qué aportes estamos construyendo en un discurso que nos hace sensibles, y a su vez humanos. Es el momento que los grandes circuitos del arte replanteen el mercadeo del arte y se pongan en contexto con un movimiento artístico que está comenzando a latir y necesita ser visibilizado, necesita aportes para construir una plataforma productiva y reflexiva, basta ya de tanta inversión en premios y ponerle corona a la miss color con el marco dorado, necesitamos más inversión en proyectos de arte que generen compromiso desde la acción social, curadurías que den reflexión, pensamiento, conocimiento y no se queden ahí, en el cubo blanco.

(4) ¿De qué se trata La Veneco?
La Veneco es hija de padre colombiano y madre venezolana, es la expresión de un grupo gigantesco de ciudadanos que han sido consecuencia de un hecho migratorio por décadas, eso no es de ahora, yo tengo 42 años, imagínate el peso del éxodo que llevo en mis espaldas de ambos países. La Veneco representa esos ciudadanos que no tienen frontera de un lado es venezolana y en cuestión de minutos es colombiana, ella representa en estos momentos la desesperanza y miedos de una frontera ilícita que la hace a ella ilegal en toda la mitad del puente, ella representa eso, el silencio forzado, el ser vulnerada, busca una identidad que depende de los intereses de otros. De eso trata la Veneco.

 (5) ¿Funciona o se pierde en la crisis el concepto de patria?

Que duro es responderte esta pregunta, eso es como decirme a mí misma, cómo te sientes, venezolana o colombiana. Desde el término de crisis es ahí donde debemos autoevaluarnos, porque en la crisis es donde debemos profundizar ¿Qué es la patria? Y cómo me identifico con ella.
  
(6) ¿ Que significa la palabra soberanía en esta propuesta, en este lugar ?.
En la frontera para mí no hay soberanía, esta propuesta evidencia que no hay soberanía, lo represento a través de dos cédulas, una es la venezolana y la otra es la colombiana, en cada una está la fotografía 3 x 3 de la veneco, con los ojos y la boca sellados con teipe y unas letras que dicen “Me buscan” ella se autoproclama que la buscan porque está en un territorio, ahí en la mitad, donde no hay soberanía.

(7) ¿ Cómo se siente estar con los ojos cerrados y la boca cocida con los adhesivos en el rato mientras en el que viajas?
Mira, así me desplace por cinco horas. No fue fácil, inhabilité dos sentidos, la vista y el gusto, es decir, me impuse no hablar y no ver.  El tacto, el auditivo y el olfato se amplificaron… escuché más de lo habitual, percibí infinidad de voces y a todos los escuchaba, el roce de la piel y el olor de otros me hizo muy vulnerable. Se dieron momentos de pánico y tuve en dos ocasiones que parar y sentarme, porque no podía evitar llorar. Incluso me tropecé con un señor que tiene los parpados cocidos, se presume que vendió sus ojos, él siempre está ahí en el puente pidiendo limosna, no sé de qué ciudadanía es, lo cierto del caso es que en plena acción me topé con él y experimente una tristeza tan profunda que las piernas me temblaron en ese momento, yo no sabía que era él hasta que una mujer le dijo, “ella también está como tú, sin los ojos”. Cómo crees tú que me pude sentir en ese momento, no tengo palabras para describirte esa agonía que experimente.     

(8) ¿El venezolano que habla mal de su país, fuera de él, según tú experiencia, qué busca?.
Ser protagonista de su propia ignorancia, es esclavo de su odio.

(9) ¿ Cómo te trata el público en medio de la acción? Crees que haya una sobreexplotación de la lástima.
Para mí, no hay una sobre explotación de la lastima, sencillamente se interconecta él que se ve en uno o con el que está accionando. No hay una planificación previa para que el performer o el artista en acción trate al público, no o bueno no en mi caso. El espectador se identifica y se involucra por si solo en el momento de la máxima o climax de la expresión corporal del artista. Es lo que yo he experimentado, no hay un guión o una formula para uno tratar al público en medio de la acción, en la performance no, repito es mi punto de vista que puede ser cuestionado por otro y lo respeto.  


(10) ¿De qué va el destete en esta propuesta?.
El destete es una propuesta anterior a La Veneco, se llamó “Un tiempo después del destete” y también fue un tema de frontera, donde me concentré en representar a la mujer migrante colombiana asentada en el lado venezolano, con la experiencia de haber sufrido el hecho del arrebato de sus hijos para ser reclutados por estos grupos armados en conflicto que se encuentran en la frontera, es un tema completamente distinto a La Veneco y que sin lugar a dudas se interconecta porque es un tema real en la frontera con el aditivo de que ahora entra en la jugada la mujer venezolana, es un tema muy complejo y duro.  

(11) ¿Cómo afecta a las mujeres la condición de desplazadas por el paramilitarismo y cómo se puede ver esto frente a la situación de las mujeres migrantes venezolanas que llegan a Colombia, diferencias y semejanzas?
Es un tema confuso en estos momentos, en situación de migrante o desplazada en fronteras como la nuestra es realmente crudo. Las mujeres, las niñas y niños son los más vulnerados. No manejo estadísticas, luego del 2014 que tuve la oportunidad de estar con mujeres refugiadas en Ureña, me afectó mucho conocer sus realidades. Las diferencias entre la venezolana y colombiana son los motivos de la movilidad, en Colombia existe una guerra silenciosa y no declarada que las hace vulnerables como madres y mujeres, no tienen de otra, deben protegerse. El caso de nosotros es por razones políticas y crisis económica, por un lado un extracto de la sociedad nos dice que es el bloqueo desmedido que se nos impuso, por el otro una hiperinflación dada por el modelo político impuesto, esa es la razón del desplazamiento de la mujer venezolana y que terminan en un hervidero llamado frontera que a muchas las confronta con la mirada de la muerte.   

 ( 12) Es la pobreza lo primero que se evidencia o los prejuicios sociales y culturales frente al inmigrante venezolano?
Los prejuicios sociales y culturales es lo primero que se evidencia por la mediática que tienen impuesta en la frontera, de ahí parte el origen del termino xenofobia  y es lamentable porque lo que realmente está sufriendo es el pobre, es la pobreza, lo que no aparece en las estadísticas.

martes, 8 de octubre de 2019

(La Veneco) Juntos Aparte. Bienal Sur Km 4956 Cúcuta-Colombia 2019


La Veneco va con una maleta y sus tarjetas de identificación ciudadana como Venezolana y Colombiana. Repleta de duplicados porque la buscan, va indagando su propia ciudadanía como Veneco. De un lado a otro ella se identifica con ambas cédulas, en escasos pasos y minutos de un lado es Venezolana y del otro es Colombiana. En el medio, ella no puede hablar de sus desesperanzas y miedos, la oscuridad de la frontera la asecha, ella es ilegal, es ilícita, es de ambas naciones enfrentadas. La buscan porque como Veneco no tiene identificación, ella de a pie, padece los embates de una caminata que va en búsqueda de su propia ciudadanía, por un lado, necesita comer y tener medicamentos, por otro necesita gasolina y pesos. Es agobiante reconocer que no existe soberanía, solo la sobrevivencia entre el dolar, el bolívar y el peso. Cuál es su identidad, si el valor de su mirada lo suplanta el uno del otro por tanta agonía política. 

 

Puente Internacional Simón Bolívar (Frontera Colombo-Venezolana)





Como venezolana la discriminan, como colombiana genera resistencia, el sentimiento de ser hija de Padre Colombiano y Madre Venezolana, solo está en la separación de dos tarjetas de identidad. Así como fue la separación de sus padres, así como es ahora la separación consular de dos naciones, que fueron unidas. Ahí... Se siente esclava, forzada, servidumbre, prostituta y escapada. En el borde, en el margen de un río que separa y un puente que une. La Veneco camina desde San Antonio hasta el puente, no mira, no habla y no quiere escuchar, es vital para ella salir de Venezuela, no hay de otra... ya es imposible sostener el canasto sin nada, con hambre. Deja a la madre Venezuela para ir en búsqueda del padre Colombia.





















Está al precipicio sin entender quién es. No es Venezolana, ni es Colombiana es una migrante más que va y viene, la asechan y la buscan de ambos lados, así como lleva y trae sus tarjetas de ciudadana, como lleva y trae pesos o bolívares, como lleva y trae su cuerpo, cómo lo vende del otro lado sin esperanza, así sobrevive, así se asfixia, así se amordaza, así deja de visibilizar quien es, dejando al final su maleta en una morada sin tregua, sin olvido, sin esperanza, clandestino y oscuro, ahí donde los otros, los sensibles la ayudarán a encontrar su identidad.

  




Fotografía: José Ángel Mora Robles 2019

sábado, 4 de noviembre de 2017

BienalSur "Juntos Aparte"


JUNTOS APARTE es un proyecto artístico con autores y obras de referencia en el arte contemporáneo internacional abordando los tópicos de migración, restricción, ciudadanía y movilidad, en diálogo con los autores de la región (Norte de Santander y Táchira). La iniciativa ha sido seleccionada entre más de 2500 propuestas de 78 países para formar parte del Programa de BIENALSUR, 1ª Bienal de Arte Contemporáneo de América Sur, 2017 (www.bienalsur.org), con actividad en más de 30 ciudades de 16 países.

 En este marco JUNTOS APARTE es un considerado un proyecto estratégico y supondrá la última gran cita de la bienal en su programa "Arte en las Fronteras". Así mismo, se trata de la primera entrega del Centro de Estudios Fronterizos CEF, en Cúcuta - Colombia y del primer proyecto generado desde Norte de Santander en obtener el aval de Marca País Colombia. Contará con la presencia de más de 35 artistas internacionales de sumo prestigio y 20 autores regionales ocupando los edificios patrimoniales más emblemáticos de la ciudad, destinados a la cultura: Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero, Centro Cultural Quinta Teresa, Casa Museo Torre del Reloj y Museo Centenario Norte de Santander, del 28 de Octubre al 9 de Diciembre de 2017.

http://juntosaparte.com/participantes/



Los 20 artistas de la región son Yosman Botero (CO), Juan Cachastán (CO), Calentado Producciones (CO), Juan Carvajal (CO), Gabriel Castillo (CO), Andrés Duplat (CO), David Grimaldo (CO), Taller el Hueco (CO), Angie Jácome (CO), Carmen Ludene (VE), Jaime Martínez (CO), Colectivo MO (CO), Adrián Preciado (VE), Grecia Quintero (CO), Samir Quintero (CO), Orlando Rojas (CO), Oscar Iván Roque (CO), Mauricio Sánchez (CO), Wilmer Useche (CO), y Noemí Vega (CO).   



lunes, 23 de octubre de 2017

"Mercado 5001" Qta. Granada, Barrio Obrero. Oct. 2017